Cuando un inversor se plantea conseguir unos objetivos económicos en su vida, le puede surgir la duda entre ahorro e inversión, cuál es la mejor forma de hacerlo y cuál es la diferencia entre ambos conceptos que llevan a incrementar el patrimonio para alcanzar dichos objetivos.
Vamos a explicar en qué consiste cada uno, con qué horizontes temporales se pueden utilizar, y con qué tipo de objetivos de un inversor pueden encajar y cómo.
Ahorro
Concepto: ayuda a proteger el nivel de vida de las personas ante situaciones de pérdida o reducción de ingresos en el futuro.
Horizonte temporal: el ahorro se puede enfocar tanto a corto como a largo plazo en función de los objetivos que quiera cumplir la persona.
Objetivos corto plazo: si el horizonte temporal es corto, el ahorro debe ir enfocado a preservar el capital del que se dispone y para ello, acumular y mantener la liquidez a través del efectivo en cuentas o depósitos bancarios o productos de inversión muy cercanos a la liquidez.
Objetivos largo plazo: si el horizonte temporal es largo, el ahorro debe ir enfocado al incremento del capital del que se dispone porque el tiempo hasta que llegue el momento de hacer frente a ese objetivo fijado permite asumir algo de riesgo. Por ejemplo, si estamos ahorrando para nuestra jubilación, se pueden utilizar productos como los planes de pensiones o los PIAS que se encargan de gestionar el patrimonio combinando distintas clases de activos y empezando con un riesgo más elevado que a medida que se acerca a la fecha fijada se va reduciendo para tratar de conservar el capital que se va a necesitar.
Inversión
Concepto: permite a una persona incrementar su capital “poniendo a trabajar” el dinero del que dispone para generar un rendimiento. El inversor asume un riesgo al renunciar a disponer de su dinero y exige una “prima” por invertirlo, que es la rentabilidad. Cuanto más riesgo se asume, se espera obtener una mayor rentabilidad.
Horizonte temporal: la inversión se puede enfocar tanto a corto como a medio y largo plazo en función de los objetivos que quiera cumplir el inversor.
Objetivos: en el caso de invertir, el horizonte temporal más que influir en el producto a escoger, influye en el perfil de riesgo del inversor y la composición de la cartera, pudiendo utilizar bonos, acciones, fondos de inversión, ETFs o derivados.
Principales diferencias:
El destino del dinero. Mientras en el ahorro la clave es donde se deposita ese dinero buscando “preservarlo”, en la inversión es el riesgo que se asume con él, buscando “incrementarlo”.
Horizonte temporal. Aunque también hay objetivos de ahorro de largo plazo, el ahorro suele perseguir objetivos más de corto plazo mientras que la inversión persigue objetivos más de medio y largo plazo.
Uso del capital. Mientras en el ahorro se busca la preservación del capital, en la inversión se busca la apreciación del capital.
Efecto de la inflación. Mientras que la inflación perjudica los ahorros con objetivos a corto plazo erosionando el valor de ese dinero, la inversión protege de la inflación tratando de generar un rendimiento que la supere.