A la hora de invertir, hay un componente que va a acompañar a los inversores durante todo el camino que es el riesgo. El riesgo es la incertidumbre asociada al comportamiento que pueda tener la inversión fruto de las subidas y bajadas del mercado y el activo en cuestión, medido a través de la volatilidad.
A la hora de valorar el riesgo, es clave para un inversor tener en cuenta dos premisas:
- Todas las inversiones suben o bajan durante su vida, aumentando o disminuyendo su valor y el principal riesgo que afronta un inversor es que podría recuperar menos del dinero invertido.
- Cuanto mayor riesgo asuma el inversor, mayor es la rentabilidad que podría obtener con su inversión, pero también mayor puede ser la pérdida.
Una vez conocemos las dos claves del riesgo de una inversión, lo primero para un inversor es definir cuál va a ser su perfil de riesgo ya que será la base a la hora de tomar sus decisiones y lo que marque el camino de su vida como inversor.
Para ello, el inversor deberá tener en cuenta dos variables:
- Relación de rentabilidad-riesgo desde el punto de vista de los activos a escoger. Habrá de decidir la rentabilidad que quiere conseguir y el riesgo que está dispuesto a asumir en cuanto a los activos o vehículos de inversión a escoger. Hay activos que pueden ofrecer una rentabilidad superior a otros, pero que conllevan más riesgo.
- Volatilidad durante la inversión desde el punto de vista de la cartera a construir. A la hora de construir su cartera, tendrá que ver con qué subidas y bajadas del mercado y de sus inversiones se siente más cómodo. No es lo mismo una cartera que aporte una rentabilidad pero que pueda tener más variación hasta conseguirla, que una cartera que fluctúe menos hasta conseguir el rendimiento deseado.
Así pues, una vez el inversor responda a estas dos cuestiones conociendo los riesgos básicos que asume, conocerá su perfil de riesgo inversor que podrá ir desde más conservador hasta más agresivo y, en función de ello, podrá tomar de una manera más racional y consciente sus decisiones de inversión para tener una experiencia lo más satisfactoria posible.
Por último, cuando los inversores saben cuál es su perfil de riesgo y afrontan las decisiones de inversión, han de conocer los riesgos principales de los mercados a los que se enfrentan una vez invertidos:
- Riesgo de mercado/sistemático: subidas y bajadas del mercado por factores exógenos que influyen en su comportamiento como puede ser la evolución de la economía y de la política de las distintas regiones o las decisiones de los bancos centrales. Ejemplo: si un inversor tiene un producto de renta fija en su cartera, las decisiones del banco central influirán en las fluctuaciones de dicha inversión.
- Riesgo de precio: fluctuación en el precio de los activos que tenga un inversor en cartera. Ejemplo: una acción de una empresa que tenga un inversor en su cartera variará su precio de un día para otro fruto de su cotización.
- Riesgo de liquidez: la liquidez es la facilidad con la que un activo se convierte en dinero sin perder el valor que tiene en el momento que se decide hacerlo líquido y, por tanto, reduciendo el beneficio del inversor. Ejemplo: un inversor tiene una acción que es poco líquida en el mercado, cuando decida vender a un precio concreto, puede encontrarse con que no puede hacerlo y vende a un precio inferior.
- Riesgo de divisa: riesgo al que se enfrenta un inversor cuando invierte en un activo en una moneda distinta de la suya. Este puede beneficiar o perjudicar al inversor en función de los movimientos de la divisa extranjera y la del inversor. Ejemplo: un inversor en euros que invierte en un activo en dólares, si el dólar sube durante la vida de la inversión, al ir a recuperar el dinero, la rentabilidad será la obtenida por el activo más el beneficio por la subida del dólar. En caso de que el dólar baje, se produciría el efecto contrario.