A la hora de invertir nuestro dinero debemos ser conscientes de qué podemos controlar y qué no, y cómo podemos mitigar lo que no podemos controlar.
El ruido del corto plazo que afecta a los distintos activos y las noticias que suceden en todo el mundo, es algo que está fuera del alcance de los inversores al igual que lo está el comportamiento que tengan las inversiones que dependen del comportamiento del mercado.
Por tanto, un inversor debe asumir que sus inversiones pueden subir y aumentar su valor, pero también pueden bajar y que se reduzca su valor, ya que existen factores que no puede controlar.
También debe asumir que es imposible que todas las decisiones que tome cuando construya la cartera sean correctas y aporten un valor positivo a esta. Siempre va a haber inversiones que no vayan como uno piensa y que influyan negativamente en el comportamiento de la cartera.
¿Qué pueden hacer los inversores para tratar de minimizar esos factores que influyen sobre las inversiones?
Lo primero es mantenerse invertidos con un enfoque de largo plazo, porque si se toman decisiones reaccionando en el corto plazo, a la larga acaba perjudicando la rentabilidad como demuestran numerosos estudios.
Pero, sobre todo, lo que puede hacer un inversor para tratar de minimizar el impacto negativo de sus inversiones y los “errores” que haya podido cometer, es no concentrar los activos ni invertir de manera especulativa en unas pocas ideas por muy convencido que esté, ya que en el caso de que tengan un mal comportamiento, la cartera se verá muy afectada y con ello nuestro patrimonio.
La diversificación:
Llamamos diversificación a gestionar y reducir el riesgo de la cartera de tal manera que no se concentre en unos pocos activos para que, siempre que alguna de las inversiones pueda ir peor de lo esperado, haya otras tantas que vayan mejor y compensen dicho comportamiento.
La base para crear una buena cartera diversificada no solo es escoger distintos activos, geografías y sectores, si no buscar reducir al máximo la correlación que exista entre las inversiones que formen parte de la cartera. Esto quiere decir que el comportamiento de los activos o vehículos que el inversor meta en la cartera, estén lo menos relacionados posible dentro de que se ajuste a su perfil de riesgo y objetivos.
Lo ideal es diversificar atendiendo a:
Diferentes categorías de activos. Manteniendo una combinación de renta variable, renta fija y activos del mercado monetario, entre otros. Esto se debe a que cada uno de los activos tienen diferentes catalizadores de su rentabilidad y, por tanto, su comportamiento no se verá afectado de la misma manera suceda lo que suceda en el mercado.
Ejemplo: Si se produce un evento macroeconómico que tiene implicaciones negativas para el crecimiento de la economía, se puede ver a la vez los precios de los bonos subiendo por estar asociados a valor refugio y las acciones de las bolsas cayendo.
Diferentes geografías. Haya o no haya globalización, la historia y el comportamiento de los mercados ha demostrado que cada región geográfica es distinta y se mueve por una serie de factores diferentes que además se distinguen en función de si la zona es desarrollada o emergente. Además de esto, dichos factores son cambiantes y “cisnes negros” (como puede ser la COVID19 o la guerra entre Rusia y Ucrania) hacen que evolucionen existiendo incertidumbre sobre su camino.
Ejemplo: mientras en una región se vive una situación de inflación descontrolada y los bancos centrales suben los tipos haciendo caer los precios de los bonos (Estados Unidos 2022) en otra región la inflación es baja y los bancos centrales bajan los tipos de interés haciendo subir los precios de los bonos (Japón 2022) generando para la cartera rendimientos negativos los primeros y positivos los segundos.
Diferentes sectores. Existen sectores que tienen mucha sensibilidad a la fase del ciclo económico viéndose sesgado su comportamiento y actividad por ella mientras que otros tienen un crecimiento o estabilidad que se mantiene prácticamente intacto sin afectar a su comportamiento.
Ejemplo: El sector de materiales básicos tiene una gran sensibilidad al ciclo mientras que el sector de consumo básico apenas tiene influencia por la evolución económica. Cuando la economía se encuentre en una fase de expansión, el sector de materiales tendrá un mejor comportamiento que el de consumo básico sin llegar este último a ser negativo, pero habiendo diferencia. Cuando la economía se encuentre en una fase de contracción, materiales básicos tendrá un comportamiento y efecto negativo sobre la cartera mientras consumo básico resistirá mejor teniendo un mejor comportamiento y aportando efecto positivo a la cartera que compense.
Activos tradicionales vs activos alternativos reales. Los activos tradicionales tienen un sesgo a los mercados y un comportamiento diferente de los activos alternativos reales que se ven influenciados por otros factores y aportan flujos en cualquier contexto.
Ejemplo: mientras la acción de una compañía puede subir o bajar en función de las perspectivas que tenga el mercado sobre ella, un inmueble que genera rentas seguirá aportando sus flujos de caja independientemente de como fluctúe su valor aportando resiliencia y descorrelación a los mercados.
Liquidez de los vehículos de inversión. Mientras los vehículos líquidos tienen que cumplir unos requisitos y se ven influenciados por las cotizaciones de los distintos activos en los que invierten, los vehículos ilíquidos no se ven influenciados por las cotizaciones de los mercados sino por la evolución de los negocios privados en los que invierten, obteniendo una mayor rentabilidad a largo plazo por su iliquidez, pero complementando la cartera de manera eficiente para diversificar.
Ejemplo: un fondo de inversión por mucha gestión activa que realice, verá influenciado su comportamiento por el devenir de los activos que tenga en cartera y aportará rentabilidad acorde a ello en cierta manera, mientras que un fondo de inversión que invierte en empresas privadas (Private Equity) no le afecta lo que hagan los mercados sino la evolución y gestión de las compañías en las que está invertido y que estas crezcan.
Existen más activos y estrategias para diversificar una cartera, pero se elija la que se elija, la clave para un buen inversor es llevarla a cabo.